07 septiembre 2006

LA MONTAÑA RUSA

Cuando uno se mete en el tema este de la adopción es como si se subiera en una montaña rusa -que los rusos, curiosamente, llaman montaña americana-. Algunas veces estás en el "valle", pero las subidas pueden comenzar en cualquier momento y alcanzar el cielo e inmediatamente puedes bajar vertinosamente. El ánimo fluctúa así con cada documento que llega o que no, con cada revés en el proceso, con una ilusión que vuelve a surgir cuando menos te lo esperas...Yo lo comparo a los controles de embarazo. Uno vive su embarazo más o menos tranquilo, pero en cada analítica, en cada ECO, la tensión sube para alterarse ante lo mínimo o provocar un nuevo descanso si todo va bien.
Pero estos tres días la atracción ferial ha ido más rápida que nunca.
El sábado a nuestra llegada se nos comentó que sabían que inicialmente nuestro deseo era una niña y que ahora no había, así que habría que esperar. De todas formas, ya se hablaría en la reunión -ver capítulo anterior-. Esto, que ya lo sabíamos, nos descuadró, ya que no entendíamos por qué sacar este tema de nuevo. Nos emparanoiamos y comenzamos a pensar si esperar a una niña o seguir para adelante. Este pensamiento lo tuvimos hasta la reunión y no se nos iba de la cabeza. Tras el resultado de la misma, nos quedamos muy contentos, decididos a llevarnos a ese niño que ya nos esperaba. Esa noche y el día tercero transcurrieron con mayor tranquilidad, hasta que Marina nos comentó algunos datos de ...Nikita.
Nikita, que así se llama originalmente nuestro hijo, nombre eslavo que habrá que ir pensando en modificar por alguno más "españolizado", es "rubio oscuro?", con los ojos "azul gris?". No sabían exactamente la fecha de nacimiento, pero por lo que nos decían, parecía de 2004 -igual que Pablo-. Poco a poco esta idea nos fue preocupando y ocupando nuestro pensamiento durante esa noche y todo el viaje , desde las dos de la mañana hora española, cuando nos levantamos, hasta que llegamos a mediodía. Pensábamos en Pablo, en que en lugar de recibir a un hermano menor recibiría a un igual, que su rol como mayor menguaba, que incluso irían a la misma clase y podría llegar a ser un competidor, ....a fin de cuentas no era un mellizo, que lo tienes contigo desde el primer día, sino un "impuesto". Lo pasamos mal.
Casi decididos a dejar pasar la oportunidad y esperar una nueva opción, una llamada a las 8 de la tarde de ese día 5 de Septiembre, larguísimo y que nunca podremos olvidar, nos confirmaba la fecha de nacimiento: 30 de enero de 2005. Nikita era nuestro.
Así que, de la parte más profunda de la montaña rusa, volvimos a subir de nuevo...aunque tal como está la cosa, suponemos que no habrá muchos valles en el trayecto que nos queda.

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