Carencias

Uno de los primeros pasos en el largo camino de la adopción es el curso de formación. Este consiste en cuatro sesiones, en cuatro lunes consecutivos, de una completísima tarde cada uno. En este curso se abordan de forma intensa y adecuada, pensamos, la mayoría de los temas que tienen que ver con el proceso de adopción. En él maduramos la idea de dar los pasos siguientes y fue cuando de verdad nos lanzamos hacia adelante. Se hablaba y reflexionaba mucho acerca de las actitudes y aptitudes para ser padres, las conductas con los hijos, la revelación, los viajes....
Pocos meses después se iniciaban las entrevistas para la idoneidad. 3 entrevistas de 3 horas con la psicóloga y otras tantas con la trabajadora social. En ellas también se trabajaban aspectos francamente interesantes e importantes. Para nosotros, lejos de ser un incordio, supusieron una mirada a nuestra trayectoria, una reflexión sobre nuestra vida individual y de pareja, un parón para valorar nuestros recursos y un nuevo impulso para seguir hacia adelante. La idoneidad, tan criticada, fue positiva.

Pero hay una carencia significativa en estos procesos y nos hemos dado cuenta ahora. Y es que no se habla de la asignación. Parece que es lo menos importante. Y una vez allí....De pronto, en un ambiente desconocido y lleno de nervios, te presentan a un niño o niña. Su primera reacción suele ser de miedo, rechazo...al fin y al cabo, no te conoce de nada, ni habla tu idioma....Nadie te habla de cuáles pueden ser tus reacciones ante ese difícil momento. Por otro lado, el niño suele tener retraso más o menos cuantificado que puede afectarte. También enfermedades "curables" o "mejorables", aún solicitando un niño sano, cuya trascendencia a veces puede superarte -que se lo digan a Rafa y a María-. Esto, si lo tienes preparado, puede afectarte menos. Pero no se te forma en este terreno en el que lo emocional puede verse tan dañado. De hecho, creo que en la longitudinalidad de este camino, no reparas en estos "detalles" de este momento. Y claro, te encuentras con que a veces es difícil aceptar a ese niño o niña. Tus expectativas, tus sueños, tus idealizaciones, se enfrentan a la realidad de un niño que tal vez no sea como imaginabas, no te gusta como reacciona, puede llegar a rechazarte...Es entonces cuando, en la soledad de la distancia, te reunes con tu pareja en la habitación de un hotel y tienes que acudir a los orígenes y reflexionar el por qué estás allí, qué te movió a meterte en esta historia, y a pensar qué era lo que realmente querías...y qué te has encontrado. Y cómo manejarlo.

Estos momentos no son analizados, por ejemplo, en la idoneidad. Y en este camino que vivimos a veces nos llegamos a preguntar si todos los padres son, o somos, idóneos o no. Tal vez se trabaje mucho y bien los recursos personales y familiares, pero poco lo emocional. Y si ésto no se trabaja bien, todo puede irse al garete.