17 septiembre 2007

Ecos de un verano en Andalucía

Ayer me decía alguien que llevaba unos 6 meses sin ver a Álvaro que estaba totalmente integrado, que la situación era muy distinta a la que había podido observar en aquella ocasión. Por la noche, viendo el España-Rusia de baloncesto, encuentro que desde hace unos meses ve uno con distinta óptica que antes, comentaba Inma que a Álvaro ya no le queda de ruso absolutamente nada. La verdad es que, salvo el intenso rubio de su pelo y sus preciosos ojos azules, poco queda ya de aquel ruso que conocimos hace 355 días en un frío parque de San Petersburgo. Aquella frialdad, en la temperatura y el ambiente, ha quedado para siempre sustituida por una calidez que difícilmente podría imaginar tan interante personaje.
Y lo tampoco podría imaginar es su capacidad de disfrute con las olas, arenas, piscinas...y aire libre en general. Si alguien ha querido disfrutar viendo a un niño feliz ha podido hacerlo viendo a Álvaro cualquier mañana en la piscina, tirándose a la arena o revocándose en la misma.
No se por qué, pero tengo la sensación de que a este ruso -aún sigue siéndolo, ya que tiene doble nacionalidad- le gusta el verano en andalucía.

No hay comentarios: