11 febrero 2007

La pizzería

Sucedió en Moscú el 7 de Diciembre. La mañana iba...bueno, con un paseo por sitios chulísimos pero con un niño de tres años y medio -Juan Antonio-, otro de dos y medio -Manuel- y con nuestro Álvaro, todos ellos con un tiempo total de permanencia en sus nuevas familias de ...36 horas. Esto significa: niños corriendo sin rumbo fijo, padres detrás de ellos intentando llegar a algún puerto, correteos por la Plaza Roja cual parque urbano cualquiera,...leve caos.
Llegó la hora de comer y Anna, la intérprete, sugirió ir a una pizzería.
Cualquier padre que lea esto y tenga hijos en esta franja etaria puede suponer que la situación que venía es para nota. Rafa y María no sabía los tintes a los que podría llegar semejante idea. Nosotros suponíamos la situación, pero todo fue mucho más "heavy" de lo que imaginábamos.
Eso si, hubo un momento en el que todos, niños y adultos estábamos en la misma mesa. Duró poco ese momento, pero en él volaron hacia otras mesas trozos de pizza, cubiertos, servilletas....Nunca estuvimos los 8 sentados a la vez.
Con un estrés fuera de todo lo controlable, Rafa comenzó a desgranar improperios a sus recientes niños. Anna, preocupada, dijo: "Estás diciendo palabras malsonantes". Lo mínimo fue decirle a su mayor, "draculín" , seguido de numerosos motivos cariñosos. Carreras bajo las mesas, spaguettis voladores, pizza engullida de pie tras los niños....Anna, en una esquina de la mesa, como si estuviera acojonada, miraba la situación y probablamente pensaría que jamás tendría niños. No habló en toda la comida y se limitó a mirar con los ojos fuera de las órbitas.
Ahora, con el tiempo algo pasado, recordamos esta escena con risas -sobre todo al repetir los tacos de Rafa a sus hijos fuera de sí-.
Esto no fue sino el comienzo de una experiencia que no es nada fácil. A veces se pinta la adopción con múltiples colores y bellas músicas que pueden emocionar a cualquiera. Auque las emociones que produce el proceso son variadas e indescriptibles, el camino no acaba con el juicio. Más bien empieza. Los niños se van a encontrar con nuevos idiomas, climas, alimentos, caras que jamás han visto, hogares que no conocen, olores, y,ojo,normas y rutinas completamente distintas. Incluso con hermanos nuevos -"y qué es un hermano?" se preguntarán-. Esto puede dar lugar, en numerosos casos, a alteraciones del ánimo del niño, llantos incomprensibles, trastornos de contucta, agresiones y autoagresiones...que van a suponer en los padres estados de perplejidad, alteración del ánimo e incluso pueden llegar a cuestionarse el motivo de los pasos que dieron. Es ahora cuando tienen que salir a relucir más que nunca las motivaciones que se tienen para recorrer medio mundo y convivir con tu hijo. Es fundamental el apoyo de la pareja y de la gente para aguantar un duro tirón que puede durar meses e incluso años.
La mayoría de los padres que adoptan comentan que , pasado un tiempo, se les olvida cotidiamente que uno de sus hijos es adoptado, y lo ven "como uno más". Pero hasta llegar a ese punto ha sido necesario un esfuerzo que la mayoría de nosotros no esperábamos. Supones que va a ser difícil, pero realmente en muchos casos lo es. Poco a poco se va estableciendo la vinculación y todos nos vamos acostumbrando, aunque el camino está jalonado de rosas y de espinas.
La mayoría de la gente no comenta esto. Nosotros pensamos que es preciso saberlo. La falta de comunicación real entre padres adoptantes lleva a veces a crear falsas expectativas que te pueden conducir a situaciones complejas.
El final suele ser casi siempre bueno. Pero hasta el hacen faltas grandísimas dosis de paciencia, comprensión de la situación, cariño que a veces hay que sacar del fondo del alma y apoyo de los dos como casi nunca.
La aventura de ser padres, en este caso adoptivos, como cualquier aventura de la vida en la que el amor está presente, tiene de todo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ascen dijo...
Desde la sede algecireña de la Peña de la Caballa, siempre atentos a los desavatares de los últimos fichajes. Os tenemos que agraceder tanto como estáis compartiendo, tantas emociones, sentimientos, contradicciones, y... tanto coraje. Un besazo muy fuerte para esa GRAN FAMILIA.
Ascen, Fran, Pablo y Celia.