20 abril 2007

Semana Santa


La Semana Santa de un ruso en Andalucía suponía yo que sería de choque brutal, incomprensión de los hechos acaecidos en las calles, pensamientos internos de locura de sus semejantes o, incluso desde el punto de vista ortodoxo, tal vez de perversión iconográfica. Pero yo he conocido un rusito al que se le ha ido la olla con los Señores, la Vírgenes, los tambores y las trompetas. La verdad es que su adaptación a lo español es alucinante. Ya en cuaresma dio algunas pistas en algún concierto de marchas al seguir con interés los solos de cornetas o incluso la granaera. Pero el domingo de ramos, con varicela incluida, difrutó como un enano con la Borriquita. Su afición es tal que ya ha dejado afónicas a un par de trompetas y varios tambores han quedado en el camino. Y yo que pensaba que a Pablo le gustaban... Todas las procesiones que no han salido por causa de la lluvia se han paseado por el pasillo de mi casa en la primera semana de Pascua. De hecho, han desfilado el crucificado que me traje de Perú y que está colgado en nuestro cuarto y la María Auxiliadora que presidió nuestra boda. El capataz Pablo daba las órdenes pertinentes y se ponía en marcha el cortejo. Incluso los contenedores de juguetes han participado del cortejo. La "ta" de Pablo , conocida como la manta de Mari Conchi, ha sido un fantástico manto que se ha alternado en uno u utro hermano.


Como muestra, el video que queda en la entrada de este blog.
A su padre, que le gusta y que hacía cosillas similares, pues eso, la baba.

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